Cuando muchas personas acuden a la consulta de Medicina Estética de la Dra., Carmen Traseira para informarse sobre el tratamiento de arrugas, suelen decir que son muy expresivas/os, y que no pueden evitar gesticular; y es que los humanos manifestamos nuestras emociones a través de las expresiones faciales, que aunque algunas son universales, otras se pueden percibir de manera diferente en función del ámbito cultural en el que nos movamos. A veces también podemos utilizar estas expresiones como herramientas sociales, es decir podemos disimularlas o aumentarlas según lo que nos convenga trasmitir a nuestro interlocutor. El psicólogo americano, Paul Ekman, clasificó, como universales, las emociones que manifiestan: alegría, tristeza, sorpresa, miedo, ira y asco; describiendo, también, microexpresiones faciales, que nos sirven para detectar si lo que estamos exteriorizando es verdad o mentira.
Pero ¿cómo hacemos para expresar estas emociones? Utilizamos los músculos de la mímica que son los responsables de los gestos que expresa la cara. Son músculos faciales que se encuentran situados debajo de la piel. Tienen su origen en la superficie de los huesos del cráneo y se insertan en la piel de la cara. Cuando se contraen, la piel se mueve, y de esta forma trasmitimos nuestras emociones. Observando los ojos y la boca, podemos percibir el estado emocional de nuestros semejantes.
Para expresar alegría fruncimos el músculo orbicular de los ojos, lo que hace que aparezcan las temibles patas de gallo, y elevamos las mejillas al contraer los músculos cigomáticos que se insertan en los pómulos y en el músculo orbicular que rodea los labios. También se retrae la comisura labial, aumentando el diámetro de la boca por acción de los músculos risorios (de ahí su nombre), mostrando una amplia sonrisa. En el reborde palpebral se encuentra una cintilla muscular de uno o dos milímetros de ancho, donde se implantan las pestañas, es el músculo de Riolano. Este estrecho músculo se activa cuando sonreímos abiertamente, pero si nuestra sonrisa no es verdadera no entra en acción, lo que nos permite detectar su autenticidad.
Al trasmitir tristeza, en contraposición a cuando estamos alegres, que se elevan las mejillas, los músculos tienden a caer denotando abatimiento. Actúan alrededor de la boca: el musculo triangular, que desplaza hacia abajo la comisura de la boca, produciendo la depresión de los bordes de los labios, y el músculo cuadrado del mentón que desplaza el labio inferior hacia abajo y lo proyecta hacia delante produciendo el clásico puchero, previo al llanto, y alrededor de los ojos se produce la caída de los párpados.
Cuando manifestamos enfado e incluso ira, la cabeza de las cejas se desplaza hacia abajo, la piel del entrecejo cae sobre la nariz, por efecto de los músculos del entrecejo: piramidal, corrugador, orbicular de los ojos, formándose las arrugas verticales del entrecejo y las horizontales del inicio de la nariz. Se tiende a apretar los dientes, debido a los músculos: cuadrado de la barba, triangular, músculo mentoniano y cutáneo del cuello.
Si nos sorprendemos, elevamos las cejas, apareciendo las arrugas horizontales de la frente por acción del músculo frontal, y la mandíbula inferior tiende a caerse.
El miedo es consecutivo a la sorpresa. Los párpados superiores se elevan al máximo y se pronuncian las arrugas de la frente, actuando los músculos frontal y orbicular de los ojos.
El asco provoca fruncimiento del entrecejo por acción de los músculos piramidal, corrugador y orbicular de los ojos, y se arruga la nariz a la vez que se eleva el labio superior debido a la acción del músculo elevador del labio superior y del ala de la nariz.
Todas estas manifestaciones emocionales provocan en nuestra fisonomía lo que denominamos arrugas de expresión, que afean nuestro semblante. Aquellas personas, que son muy expresivas, contraen continuamente los músculos, cuando hablan e incluso, mientras duermen, y están trasmitiendo una imagen errónea, pues no se corresponde con el sentimiento que tienen en ese momento. Es muy corriente presentar el ceño fruncido, que denota enfado, cuando no están enfadadas, o fruncir la frente cuando no están sorprendidas. A estas personas las denominamos hipercinéticos, y presentas arrugas a temprana edad, que se hacen muy profundas con el paso del tiempo. Estas arrugas de expresión se pueden corregir con varios tratamientos que disponemos en la consulta de Medicina Estérica de la Dra. Carmen Traseira, como son los tratamientos realizados con láser, radiofrecuencia, peeling…. pero el más efectivo es la aplicación de relajantes musculares, que no solo actúan como corrector, de manera espectacular, sino que es un arma terapéutica de primer orden para prevenir la formación de las arrugas.
En nuestra consulta de Medicina Estética observamos cuidadosamente a nuestros pacientes para evaluar si son pacientes hipocineticos, hipercineticos o hipertónicos, y si tienen alguna asimetría contralateral, y después, siempre pedimos a nuestros pacientes que sonrían, se entristezcan, se sorprendan, se asombren…para observar la fuerza de su musculatura y así actuar correctamente sobre los músculos implicados, teniendo también en cuenta que algunas profesiones, como actores, requieren un suave tratamiento, y que en algunos músculos, como el frontal, hay que actuar comedidamente para evitar que no cumpla su función, que es la de elevar las cejas.
Después de tantos años realizando este tratamiento, y sabiendo lo beneficioso que es, os recomendamos que acudáis a informaros de forma exhaustiva y correcta a la consulta de Medicina Estética de la Dra. Carmen Traseira.¡OS ESPERAMOS¡